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Authors: Michael A. Stackpole

Tags: #Aventuras, #Ciencia ficción

Marea oscura I: Ofensiva (5 page)

BOOK: Marea oscura I: Ofensiva
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—No vamos a poner uno de esos nichos para Mara, ¿me oyes? Luke alzó la mirada y esbozó una sonrisa. Se dio la vuelta y miró al Caballero Jedi moreno y vestido de verde que tenía detrás.

—No pensaba en eso, Corran.

Corran se encogió de hombros.

—Puede que no de momento, pero está ahí, en alguna parte. A mí me viene a la cabeza siempre que vengo aquí desde que oí lo de... Pero no, aquí no habrá un nicho suyo.

Luke arqueó una ceja.

—Podría tomarme eso de dos formas. Una sugiere que la enfermedad no acabará con ella, pero la otra implica que ya no quedarán Jedi para poner la lápida.

El Jedi de ojos verdes asintió y se rascó la barba, que antaño fue marrón y ahora estaba salpicada de canas.

—Yo apuesto por la primera, aunque sé que muchos en la Nueva República no derramarían ni una lágrima en caso de que fuera la segunda.

—Eso es tristemente cierto —Luke suspiró y miró las lápidas—. Eran todos tan jóvenes.

—Mira, Luke, todo el mundo es joven comparado con nosotros—Corran sonrió con simpatía—. Si lo medimos por la experiencia, tú tendrías unos mil años.

—Casarme con Mara ha retrasado el proceso, creo.

—Sí, pero lo que te costó estar con ella te echó años encima que también cuentan —Corran señaló con el pulgar por encima del hombro—. Antes de que nos hagamos todavía más viejos, pensé que querrías saber que han venido todos. La última lanzadera llegó hace unos diez minutos. Kyp Durron llegó en ella. Hizo una entrada triunfal, como siempre.

Luke negó con la cabeza lentamente.

—No dudo que hiciera una entrada triunfal, pero el "como siempre" sobra.

Corran alzó las manos.

—Puede que sobre, pero su llegada ha revolucionado a muchos de los aprendices y jóvenes Caballeros Jedi.

— ¿A tu hijo también?

El corelliano dudó y luego asintió.

—Valin estaba entre los impresionados, pero me preocupa más la cuadrilla de jóvenes Caballeros Jedi que está convirtiendo a Miko en un mártir. Creo que son demasiados los que quieren ser como él. Ganner Rhysode y Wurth Skidder estaban allí con Kyp, así como un buen número de brillantes jóvenes Jedi. Si no fuera porque Jacen, Jaina y Anakin se controlan, creo que todos habrían ahogado a Kyp en felicitaciones.

El Maestro Jedi exhaló su ansiedad en un suspiró largo, lento y tranquilo.

—Estoy al tanto de tus preocupaciones, y no eres el único que las expresa. A Kam y Tionne también les inquieta la academia. Enseñar a los niños en grupo fue una buena idea, y ofrecer a los aprendices mayores la posibilidad de tener un tutor Jedi ha agudizado sus habilidades notablemente. Pero, claro, eso implica que algunos de los Caballeros Jedi subyugados por el concepto interactivo que Kyp tiene de la Orden, acabarán instruyendo a los aprendices.

—No discuto los métodos, Maestro Skywalker, y soy consciente de los riesgos que conllevan —suspiró Corran—. Lo que me preocupa es que resulta obvio que Kyp es consciente de las tormentas políticas que provocan sus acciones, pero las ignora. Todos hemos hablado de esto antes, pero el problema se ha agravado tras lo que hizo Skidder en Rhommamul.

—Lo sé. Es la razón principal por la que os he convocado aquí a todos —Luke vio un atisbo de sonrisa en Corran—. Y sí, también sé que convocar a todos es una forma de decir quién está al mando. Puede que no haya crecido en Corellia, donde ese tipo de cosas están a la orden del día, pero sé cómo funciona esto.

—Bien. También sabrás que el hecho de que Kyp haya decidido llegar el último significa que dará guerra hasta el final.

—Sí, lo capto —Luke salió de la gruta y señaló el Templo—. ¿Vamos?

Corran asintió y echó a andar. Luke lo alcanzó enseguida, lo contempló un instante y sonrió. Cuando Corran llegó a la academia para formarse como Jedi y para salvar a su mujer, Mirax Terrik, era obstinado y arrogante; todo lo que Luke podía esperar de un piloto de combate y agente de la ley. Y de un corelliano. Pero a medida que aprendía lo que significaba ser un Jedi, Corran maduró y cambió. Si bien es cierto que no abandonó el Escuadrón Pícaro para dedicarse a ser un Jedi a tiempo completo hasta que no se firmó la paz definitiva con el Imperio, unos seis años antes, había llegado a asimilar totalmente la filosofía y los requisitos Jedi.

Por raro que pareciera, Corran había dejado atrás su arrogancia; mientras que Kyp y el resto se estaban dejando llevar peligrosamente por su orgullo de ser Jedi. Luke sabía perfectamente cómo funcionaba aquello. Cuando uno llegaba a comprender la Fuerza, la vida y la realidad se presentaban mucho más reales.

Las opciones que otros no podían ni ver ni entender se volvían dolorosamente claras. Cuando solucionaban un problema, Luke y otros Jedi se tomaban la molestia de explicar lo que estaban haciendo y por qué lo hacían, pero Kyp y sus secuaces se limitaban a actuar, seguros de que conocían la solución a cualquier conflicto al que se enfrentaban.

Luke no albergaba dudas acerca de que, probablemente, los Jedi supieran cuál era la mejor solución en la mayoría de las situaciones, pero las consecuencias de esas soluciones podían ser difíciles de aceptar por parte de los demás. Y, en último término, serían los demás los que tendrían que vivir con esos resultados, y no los Jedi que los habían provocado. El resentimiento ante las actuaciones soberbias de ciertos Jedi era de todo punto inevitable.

El Maestro Jedi alzó la mano y la apoyó en el hombro de Corran.

—Antes de que entremos en la reunión quiero agradecerte que vinieras y me prestaras tu ayuda cuando Mara se puso enferma.

—Ha sido un placer. Así veo a Valin y a Jysella. Ella ha pasado más tiempo de su vida aquí, en la academia, que con su madre y conmigo. No quiero que se rompan los lazos.

Luke le apretó el hombro.

—En los viejos tiempos, todos los posibles Jedi eran separados de sus familias desde pequeños para recibir su formación. No creo que fuera fácil ni siquiera entonces. Hay tanto que no sabemos. .

—Ya, pero no debemos pensar que lo que has creado aquí está mal o que el antiguo Consejo no lo hubiera aprobado. Después de todo, Obi-Wan y Yoda te aceptaron a ti. Entrenar a un Jedi que ya no es un niño no es imposible, sólo más difícil —Corran dirigió una mirada de reojo a su Maestro—. Y a pesar de mis diferencias iniciales contigo respecto a la formación, creo que has hecho un trabajo excelente. Tenemos a cien Jedi viajando por la galaxia, y cada año hay más preparados para trabajar. Es todo un logro.

—Lo será si se nos permite seguir adelante —Luke siguió a Corran al turboascensor—. El informe de Leia sobre el ambiente en Coruscant ha sido negativo. Yo estuve allí hace poco y el Senado está decididamente irritado por el asunto de Rhommamul. Quizá no sea el mejor momento para proponer la creación de un nuevo Consejo Jedi.

—Las cartas están echadas. Tenemos que jugar esta mano y esperar que no nos arrastre la marea —la puerta se abrió y Corran se echó a un lado para que Luke saliera primero—. Tus alumnos te esperan, Maestro.

Luke salió del turboascensor y sintió que el corazón se le henchía en el pecho.

Los Jedi habían formado por rangos en la Gran Cámara de Audiencias del Gran Templo. No eran tan numerosos ni tan coloridos como los soldados rebeldes que se agruparon de forma similar tras la destrucción de la Estrella de la Muerte, pero Luke sintió las mismas emociones que le agitaron entonces. Ver ahí a los Jedi —una buena mezcla de humanos y no humanos, varones y hembras— le hacía retroceder en el tiempo y le recordaba los heroicos esfuerzos necesarios para acabar con el Imperio.

Recorrió la alfombra roja que dividía longitudinalmente la sala en dos y subió con lentitud los escalones que llevaban al estrado. Saludó con la cabeza a Kam Solusar y a Tionne, el matrimonio que dirigía la academia, después se dio la vuelta y vio a Corran uniéndose a la formación detrás de su hijo. Los estudiantes más jóvenes estaban en las primeras filas, y los Caballeros Jedi y sus aprendices se repartían por la estancia, agrupados según su criterio.

Si todos los de la izquierda estaban con Kyp, entonces la división era mucho más marcada de lo que creía
. El ala izquierda de la sala reunía a casi dos tercios de los Jedi adultos y a la mitad de los no humanos. A la derecha, junto a Corran, Luke reconoció a Streen y a muchos otros que eran contrarios a la postura de Kyp. El Maestro Jedi no percibía flujo de odio entre ambas facciones, pero el nivel de tensión en la cámara crecía lentamente.

Se dio cuenta de que Jacen estaba solo y distante, y que se había colocado al final. Aunque el chico se encontraba en el lado de la sala de Kyp, Luke no captó ninguna conexión entre su sobrino y aquella facción. Anakin, por otra parte, estaba a tres posiciones de Streen, y, aunque contenida, su ciega lealtad hacia Luke bullía en su interior.

Luke se obligó a sonreír a los estudiantes más jóvenes.

—Me alegro de veros a todos aquí. Vuestros rostros radiantes se iluminan con la Fuerza. Todos trabajáis intensamente y, algún día, vosotros, jóvenes Jedi, estaréis con nosotros en esta sala como Caballeros. Deseo que llegue ese día casi tanto como vosotros.

—Podríamos ir a luchar con los malos —dijo un joven twi'leko.

El comentario entusiasta e inocente dibujó muchas sonrisas, incluida la de Luke.

—Así será, pero, mientras tanto, pido a Tionne que os lleve a continuar con vuestras clases. Necesito hablar con los demás de ciertos temas que vosotros no tenéis que saber por el momento. Gracias por estar con nosotros y que la Fuerza os acompañe.

Los niños se fueron en filas ordenadas. Los mayores ayudaban a los más pequeños a subir y a bajar las escaleras. Cuando se acercaron a la tarima, la formación de los adultos se rompió, pero permaneció la división entre la derecha y la izquierda. Kyp se abrió paso hasta la primera fila y se colocó frente a Corran y Streen. El ambiente se llenó de expectación ante un posible enfrentamiento.

Luke alzó una mano con la palma hacia abajo.

—Nos enfrentamos a dos gravísimos problemas. Cualquiera de los dos podría destruir a los Jedi por sí solo, y entre los dos lo lograrán sin duda a menos que dejemos atrás las diferencias y colaboremos. Kyp, quizá quieras compartir con el resto lo que sabes de los yuuzhan vong.

La petición cogió por sorpresa al Jedi de cabello oscuro. Kyp llegó a la academia cuando era un jovencito larguirucho de dieciséis años. Ahora tenía treinta y dos y se había convertido en un hombre fuerte y atlético de facciones marcadas y mirada iracunda. Fue el primer Jedi en enfrentarse a los yuuzhan vong, y el hecho de que consiguiera huir lo decía todo de sus habilidades como piloto y en el manejo de la Fuerza.

Como queráis, Maestro —la voz grave de Kyp resonó en la estancia—. Mis Vengadores y yo sufrimos una emboscada de los llamados yuuzhan vong. Esos seres pilotan naves vivas hechas de algo parecido al coral que pueden eliminar los escudos de un Ala-X o hacer que los disparos láser sean absorbidos por pequeños agujeros negros. Podemos matarlos, claro, pero no es fácil. Acabaron con mis Vengadores, y después capturaron y asesinaron a Miko. Yo escapé con vida por poco.

— ¿Qué es lo más importante que aprendiste de los yuuzhan vong? —preguntó Luke.

El hombre frunció el ceño.

—No entiendo la pregunta.

—Dijiste que los yuuzhan vong os tendieron una emboscada. ¿Cómo puede ocurrirle eso a un Caballero Jedi?

—Sus cazas parecen rocas, fragmentos de asteroides más bien. . —la voz de Kyp se tornó en un murmullo—. No percibí intenciones hostiles por su parte.

Ni siquiera sentí su presencia con la Fuerza.

Su confesión inició un zumbido de murmullos por toda la sala. Luke no lo acalló, con la intención de que la ansiedad y la sorpresa sustituyeran la sensación de ataque inminente antes de tomar él la palabra.

—Exacto, eso es. Yo también me enfrenté a los yuuzhan vong y tampoco percibí su presencia mediante la Fuerza. Aparentemente no están conectados a ella, o están protegidos de alguna forma.

Streen, un antiguo minero bespiano, frunció el ceño.

— ¿Cómo pueden estar vivos si no están conectados con la Fuerza?

—Ésa es una excelente pregunta, Streen. No tengo la respuesta. No lo sé —Luke cruzó los brazos—. La Nueva República opina que la amenaza yuuzhan vong ha sido eliminada, pero yo creo que proceden de otra galaxia y, por tanto, lo que hemos visto hasta ahora no era más que una potente avanzadilla.

Seguirán viniendo.

Kyp resopló.

—Una vez más, la Nueva República decide no ver una amenaza y nos deja solos ante ella.

Corran entrecerró los ojos.

—Pero se trata de una amenaza a la que no podremos hacer frente sin la ayuda de la Nueva República. Si decidimos que podemos ocuparnos del problema, y luego resulta que ellos tienen razón y no existe tal problema, quedaremos como idiotas. Pero si existe y fracasamos podría significar el fin de la Orden.

—No fracasaremos —Kyp miró a su alrededor, y un montón de cabezas asintieron aprobando su comentario—. Con la Fuerza como aliada y los sables láser como herramienta, destruiremos a los yuuzhan vong.

Jacen Solo avanzó por la alfombra roja.

—Escúchate a ti mismo, Kyp, y piensa en lo que estás diciendo. Los yuuzhan vong están camuflados ante los sentidos que nosotros utilizamos. Tienen armaduras y armas que un sable láser no puede cortar instantáneamente, y son guerreros adiestrados. Y, lo que es peor, si lo que piensa el Maestro Skywalker es correcto, vendrán en cantidad suficiente como para conquistar una galaxia.

Suponiendo que cada uno de nosotros pudiera enfrentarse a mil de ellos, seguiríamos siendo pocos.

Kyp alzó la barbilla.

— ¿Y qué sugieres, Jacen?

Antes de que su sobrino pudiera contestar, Luke detuvo la discusión levantando la mano.

—Ésta es la situación: tenemos un enemigo al que no podemos percibir avanzando hacía aquí en cantidades desconocidas, por puntos desconocidos y por razones desconocidas; y también tenemos un Gobierno galáctico que ha decidido no hacer nada al respecto. Un Gobierno que, por cierto, también desconfía de nosotros. En mi opinión, e independientemente de cómo salga todo esto, nos echarán la culpa de todo.

—Una razón más para no preocuparnos por la opinión del Gobierno —Wurth Skidder se metió los pulgares en el cinturón—. Es evidente que no les interesa lo mejor para la galaxia.

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