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2) En segundo lugar, si la Policía llegó al piso de Leganés gracias al teléfono 645658495, ¿por qué se tarda tanto en llegar al piso? En el sumario consta que la Policía sabía de la importancia de ese teléfono desde al menos el 20 de marzo, porque de esa fecha es la declaración de un testigo al que la Policía pregunta por ese teléfono.

Entonces, ¿por qué no se solicita al juez la intervención de ese teléfono hasta el 2 de abril? Y, sobre todo, ¿por qué no se solicita a la operadora telefónica los datos de posicionamiento del usuario de ese teléfono?

3) Finalmente, esta versión sigue sin explicar qué pasa con ese vehículo que se dio a la fuga después de un tiroteo con la Policía. ¿Hubo o no hubo un tiroteo previo a la llegada de la Policía al piso? ¿Por qué recoge el sumario dos versiones distintas de la forma en que se llega al piso?

Esta es, precisamente, la pregunta que terminaría haciéndose el juez Del Olmo un año después de la masacre, al tratar de ordenar los distintos cabos sueltos del caso. El día 16 de marzo de 2005, Del Olmo solicitaba a la Policía, entre otras cosas, que le aclarara si había habido o no tiroteo antes de la llegada al piso.

La Comisaría General de Información de la Policía respondió al juez Del Olmo mediante un escrito de fecha 6 de abril de 2005, pero el escrito era tan vago e impreciso que Del Olmo volvió a solicitar, en sendos oficios de fecha 5 y 9 de mayo de 2005, que se clarificara el tema y que se le remitieran las correspondientes grabaciones que pudieran existir del centro de control de la Policía donde constara el asunto del tiroteo con los árabes del coche, con el fin de verificar quién había hablado de ese presunto tiroteo y qué información había proporcionado.

La Policía respondió unos días después, el 20 de mayo, a esa petición de entrega de las cintas efectuada por el juez Del Olmo. Estoy seguro de que el lector se imagina ya cuál fue la respuesta:

"Dando cumplimiento a lo solicitado por ese Juzgado… respecto a los hechos ocurridos en la localidad de Leganés los días 3 y 4 de abril del pasado año, se participa que, dado el tiempo transcurrido, ya no se conservan las cintas de grabación de dicho suceso."

¡Qué cosas pide el juez Del Olmo! ¿Acaso a alguien sensato puede pasársele por la cabeza guardar todo un año unas cintas del Centro de Control de la Policía relativas a la mayor masacre terrorista sufrida por nuestro país? ¡De ninguna manera! ¡Con lo caro que está el material fungible!

El día 14 de marzo de 2004, unas elecciones generales dieron el triunfo a José Luis Rodríguez Zapatero, un día después de que los manifestantes se concentraran ante las sedes del PP al grito de "
¡Queremos saber!
". Pues bien, ¿sería mucho pedir que el Gobierno nos informara de qué otros datos relativos al 11-M han sido destruidos? Más que nada, por saber.

Capitulo 21

Déjà Vu

Dejemos por el momento los sucesos de Leganés.

Volveremos a ellos, pero ahora tenemos que echar la vista atrás y analizar algunos aspectos del sumario relacionados con Jamal Zougham, el "
culpable oficial
" del 11-M.

Ya señalamos, en un capítulo anterior, los múltiples indicios que apuntan a que Jamal Zougham fue utilizado en su momento como cabeza de turco para dar la vuelta a un resultado electoral. También indicamos allí que sólo hay un dato que parezca incriminar a Zougham en la masacre: los reconocimientos oculares de tres testigos de los trenes, reconocimientos que ya dijimos que nos parecían viciados, por cuanto que fueron hechos después de que los medios de comunicación airearan profusamente la fotografía de Zougham, señalándole como culpable de los atentados.

En este capítulo, invito al lector a que me acompañe en un recorrido por el mundo de los reconocimientos oculares.

Será un recorrido muy interesante. Veremos hasta qué punto es verdad que los testigos de los trenes incriminan a Zougham y lo sólidas que resultan las razones para mantener en la cárcel al único autor material de la masacre presuntamente identificado.

El tren de Atocha

Sólo dos de los tres testigos que identificaron en los trenes a Zougham son testigos protegidos. De todos modos, preservaremos sus identidades y vamos a referirnos a ellos llamándolos Testigo A, Testigo B y Testigo C.

El Testigo A declaró ante la Policía a las 20:40 del mismo 11 de marzo, y describe cómo vio a un individuo sospechoso en el tren que terminó estallando en Atocha:

"A las siete y dos minutos se encontraba en la estación de Alcalá de Henares para trasladarse a Madrid. A esta hora tomó el tren cercanías con dirección Madrid-Atocha, concretamente el primer vagón del convoy, cuarto asiento de la izquierda, sentido Madrid.

Mientras el tren circulaba entre Torrejón y San Fernando de Henares, observó cómo un individuo se acercaba hacia la posición del testigo portando una bolsa nueva de deportes, con asas de grandes dimensiones (90 cm aproximadamente), color azul marino con una banda estrecha azul claro.

El individuo la portaba en las manos con suavidad, a modo de "bandeja", depositándola sobre la repisa superior de las otras filas de asientos (derecha, según sentido de la marcha), enfrente del testigo. Acto seguido, esta persona se retiró hacia la zona de las puertas, quedándose allí de pie".

Esto es una forma anormal de dejar las cosas, debido a que en este tipo de trayectos, la gente deja la bolsa en el suelo cerca de uno mismo, con el fin de evitar hurtos.

Las características físicas del individuo mencionado eran: 1,85-1,90 de altura, de unos 25-30 años de edad, complexión fuerte, pelo no demasiado corto moreno y flequillo ondulado hacia la derecha, tez blanca "
curtida
" por el sol y con barba de una semana. Vestía un chaquetón de nylon azul oscuro brillante.

El testigo perdió de vista al hombre descrito durante el resto del viaje, aunque sí puede precisar que la bolsa azul mencionada continuaba en el lugar depositado cuando se apeó en la estación de Atocha.

A este testigo no se le enseñó ninguna fotografía el propio 11 de marzo (o al menos no consta en el sumario). Ante el juez, al serle presentado un juego de fotografías, reconoce a Zougham con dudas. Dice que la persona que él vio tenía el pelo ondulado, abundante y hacia un lado. Dice que no pudo ver bien el cuello y parte de la cara, que vio a esa persona de perfil. Dice, además, que perdió de vista en Coslada al individuo que estaba de pie junto a la puerta, porque entró mucha gente en el vagón.

El tren de El Pozo

El Testigo B declaró ante la Policía a las 13:10 del 12 de marzo:

"Sobre las siete horas y cinco minutos del día de ayer, llegó a la estación de tren de cercanías de Renfe de Alcalá de Henares. Tras esperar unos cinco minutos, llegó a la estación un convoy procedente de Guadalajara y con destino Alcobendas-San Sebastián de los Reyes. El testigo se introdujo en el vagón que estaba situado aproximadamente en el centro del convoy, el cual consta de dos plantas.

El testigo se ubicó en el piso bajo del vagón, aproximadamente en la zona central, justo en el lado derecho según el sentido de la marcha y sentado junto a la ventana. En ese momento los asientos que había a su alrededor se encontraban vacíos y el testigo aprovechó para recostarse pegado a la ventana y cerrar los ojos para descansar.

Tras breves instantes, sintió como alguien le empujaba desde el lado izquierdo, y al abrir los ojos para mirar pudo observar cómo un individuo se encontraba sentado junto a él e intentaba introducir una bolsa de deportes de color azul oscuro justo debajo del asiento que había enfrente del desconocido.

Las características de la bolsa de deportes eran: azul oscuro, de unos cincuenta centímetros de longitud y unos treinta de altura, con asas y dando la sensación de albergar contenido no muy pesado, aproximadamente 10 o 15 kilos.

El desconocido, tras introducir la bolsa debajo del asiento, se colocó en posición agachada con la cabeza entre las manos y mirando hacia el suelo, como descansando, lo cual extrañó bastante al testigo. Es por eso por lo que no pudo observar el rostro de esta persona. Entonces el testigo adoptó la misma postura de descanso junto a la ventana, cerrando los ojos.

Las características físicas del varón mencionado eran: pelo rizado moreno no muy corto, complexión normal, de tez oscura, dando la sensación al testigo de ser gitano o árabe, vistiendo una chaqueta de color marrón no muy claro, sin que pueda precisar la edad, aunque la sensación que obtuvo es que era un hombre joven. Como dato característico, el testigo pudo observar que el desconocido portaba una férula de escayola en la nariz, como si estuviera lesionado.

El testigo nuevamente quiere hacer constar que el desconocido tenía rasgos gitanos o árabes, descartando con toda seguridad que pudiera ser de origen sudamericano o de los países del Este.

Tras los hechos relatados, el testigo recuerda que el desconocido se apeó del tren en la estación de Torrejón o San Fernando, aunque sí pudo observar que una vez que el desconocido abandonó el tren, la bolsa de deportes seguía en el lugar donde había sido depositada, incluso cuando se apeó el testigo en la estación de Vicálvaro.

Tras caminar con dirección a su trabajo, y abandonar la estación de Vícálvaro, el testigo pudo escuchar una explosión que provenía de la zona de la estación de Santa Eugenia, sin darle mayor importancia. Cuando por fin llegó a su trabajo y se introdujo en un vestuario, pudo sentir como las paredes del mismo se movían bruscamente, sin motivo aparente".

A este testigo tampoco se le enseñaron fotografías el propio 12 de marzo. Sin embargo, tres días más tarde, el 15 de marzo, cuando ya Zougham ha sido detenido y su foto aireada en los medios de comunicación, le llaman de nuevo a declarar para presentarle una serie de fotografías correspondientes a 9 individuos, cinco de los cuales eran los cinco detenidos del 13-M. En esa declaración, se recoge que el testigo reconoce "
sin ningún género de dudas
" a Zougham como esa persona que intentaba introducir una bolsa de deportes bajo el asiento.

El tren de Santa Eugenia

La declaración del Testigo C ante la Policía se produce el 16 de marzo, con Zougham ya detenido.

"El día once, se dirigió a la estación de tren de Alcalá de Henares, con el fin de ir a su trabajo, tomando para ello el tren que parte de Alcalá de Henares a las 07:15 horas.

Se introdujo en el segundo o tercer vagón del convoy (donde explosionó un artefacto) y comprobó que había poca gente a esas horas. Se subió en la parte derecha del vagón, últimos asientos mirando hacia el sentido de la marcha, exactamente en el lado del pasillo.

En la estación de Torrejón de Ardoz observó que entre otras personas, se introdujeron en el tren dos hombres hablando en árabe, portando uno de ellos una mochila muy grande de color negra. Entonces, ambos sujetos mantuvieron una breve conversación en idioma árabe y se separaron, sentándose uno de ellos (en adelante, INDIVIDUO N° 1) justo delante del testigo, dándole la espalda.

El otro individuo (Nº 2) que portaba la gran mochila, se sentó en otro lugar más cerca de la puerta, en unos asientos abatibles laterales del lado izquierdo según el sentido de la marcha, junto a una papelera.

El testigo quedó extrañado al comprobar que ambos individuos se separaron, pudiendo haberse sentado juntos, debido a que junto al INDIVIDUO Nº2 había dos asientos libres.

Además, el testigo recuerda que el INDIVIDUO Nº1, cuando se dispuso a sentarse, se quitó la chaqueta y giró sobre si mismo observando el resto del vagón, y emitió una tos anormal, que le dio la sensación de que podía ser algún tipo de contraseña. Tras esto, muchos pasajeros observaron curiosos la actitud de este individuo.

Las características físicas de ambos hombres eran:

INDIVIDUO 1: 1,70 de altura aproximadamente, complexión normal, pelo moreno corto y rizado, con barba bien cortada por toda la cara, bastante moreno de piel y con rasgos árabes, posiblemente de marroquí, por el conjunto de su aspecto. Que vestía una cazadora de cuero de color marrón, y un jersey marrón claro con rayas horizontales de color blanco debajo, sin poder precisar el tipo y color de pantalones.

INDIVIDUO 2: 1,80 aproximadamente, complexión normal, pelo despeinado, moreno, largo hasta los hombros y liso, con cara alargada y gran nariz, con piel morena, con rasgos del tipo de un gitano o un indio. Que vestía un tres cuartos de color negro y pantalones vaqueros. Este portaba una gran mochila de color negro, la cual se encontraba bastante llena y con cierto peso. Era una mochila que, pudiendo llevarse a la espalda, el desconocido la llevaba en la mano.

El INDIVIDUO 2, en el momento de sentarse, colocó la mochila que portaba junto a su pie izquierdo, al lado de la papelera.

El testigo no pudo seguir observando a los desconocidos, debido a que entró bastante gente en el vagón con posterioridad, hasta que finalmente, en la Estación de Santa Eugenia, tras la parada del tren, y cuando comenzó la marcha, a unos 20 metros recorridos, sintió una fuerte explosión que provocó el caos en el interior del vagón".

Se entiende que, cuando el testigo dice que se subió en el vagón segundo o tercero, está contando a partir del final del tren, porque en Santa Eugenia sólo estalló el vagón 4, que es el tercero empezando por el final. A este testigo, de nacionalidad rumana, se le enseñaron después de su declaración exactamente 9 fotografías, las cinco primeras de las cuales correspondían a los cinco detenidos del 13-M.

El testigo no pudo reconocer a nadie que se correspondiera con el INDIVIDUO 1 del que había hablado, pero reconoció sin ningún género de dudas a Jamal Zougham como el INDIVIDUO 2 de su declaración.

Un análisis temporal

Como vemos, el Testigo A viajaba en el tren que estalló en Atocha, el Testigo B en el de El Pozo (el único que tenía dos pisos) y el Testigo C en el de Santa Eugenia. Recordemos que la secuencia con que habían salido los trenes de Alcalá es: Atocha, Téllez, El Pozo, Santa Eugenia.

Lo primero que observamos es que la declaración del Testigo A es incompatible con la de los testigos B y C, porque el Testigo A vio a un individuo en su tren entre las estaciones de Torrejón y San Fernando de Henares y es imposible que ese mismo individuo subiera en Alcalá (como declara el Testigo B) al tren de El Pozo, que venía detrás.

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