Trilogía de la Flota Negra 3 La Prueba del Tirano (7 page)

BOOK: Trilogía de la Flota Negra 3 La Prueba del Tirano
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[Cuantas más bocas hay en la mesa, más pobre es el banquete], dijo Chewbacca. [Y la cacería silenciosa siempre sale mejor cuando son dos los cazadores que la emprenden. Aun así, a veces cuatro manos no bastan.]

Jowdrrl volvió a cambiar de dialecto.

<¿Por qué nunca habéis instalado controladores de autoseguimiento para que dirijan el fuego de las torretas?>

, respondió Chewbacca. Halcón
puede sorprender a sus enemigos con una potencia de fuego que no esperan encontrar en una nave de sus dimensiones. Pero los cañones cuádruples dennianos fueron diseñados pensando en las dotaciones de un destructor, y no para funcionar con un control de fuego.>

, dijo Jowdrrl. . Deslizó el pulgar sobre uno de los ocho cables que formaban el sistema de dirección de fuego de la cabina. <¿Lo diseñaste tú?>


El sistema creado por Chewbacca consistía en ocho bobinas de cable accionadas mediante motores que convertían la torreta en un títere mecánico que podía ser controlado desde la cabina mediante una palanca.

, dijo Jowdrrl.

[No tengo tiempo para hablar de todo lo que podría hacerse], gruñó Chewbacca. [Pero a juzgar por lo que has hecho, veo que estaba menospreciando tus habilidades. Has crecido mucho mientras yo estaba fuera.]

[Gracias, primo.] Jowdrrl cerró su caja de herramientas y se volvió hacia él. [Espero que eso signifique que me aceptarás como compañera en el viaje que estás a punto de emprender.]

[No digas tonterías.]

[He oído todo lo que decía Malla, y sé que te enfrentarás a un enemigo tan temible como el tejedor de redes y más salvajemente feroz que el gundark. No deberías ir solo, y no tienes por qué ir solo.]

[No], gruñó secamente Chewbacca, girando sobre sus talones y empezando a bajar por la escalerilla de acceso que llevaba a la cubierta principal.

[Pertenecemos a la misma familia, y la deuda de vida que has contraído con Han Solo no te afecta únicamente a ti], insistió Jowdrrl, apresurándose a seguirle. [Y te faltan manos. ¿Qué puedes hacer para ayudarle si estás solo?]

Chewbacca ya había llegado a la cabina, y se dejó caer en el asiento de control. Después conectó los anillos de precalentamiento iónico e inició el procedimiento de comprobación de sistemas considerablemente abreviado que permitiría despegar al
Halcón
.

[Tienes tres minutos para sacar tus cosas del compartimento de la tripulación y abandonar la nave.]

[¿No vas a hablar con Malla antes de irte?], preguntó Jowdrrl, señalando la pista con una mano.

Chewbacca se volvió hacia la dirección en que había extendido la mano y vio a Malla, Shoran y Dryanta inmóviles sobre la plataforma de descenso con los ojos levantados hacia la cabina. Dryanta y Shoran llevaban bandoleras de caza en vez de sus faltriqueras habituales, y había un par de mochilas hechas con la dura corteza del árbol-roca en el suelo delante de sus pies.

Chewbacca se levantó del sillón de pilotaje con un feroz gruñido de impaciencia y fue corriendo hasta la rampa de abordaje.

[¿Qué es esto?], preguntó, alzando la voz para hacerse oír por encima del cada vez más estridente gemido que brotaba de las toberas del
Halcón
.

[El resto de tu tripulación], dijo Malla.

Shoran sonrió de oreja a oreja y se puso en posición de firmes.

[La Primera Fuerza Expedicionaria Wookie está lista para entrar en acción.]

[Malla nos ha dicho que irías directamente a Koornacht], dijo Dryanta. [No podemos permitir que vayas solo. Hemos venido a ayudarte.]

Chewbacca volvió la mirada hacia su esposa.

[No puedes pedirles que arriesguen sus vidas por mi deuda.]

[No tuve que pedírselo], replicó Mallatobuck. [Me bastó con decirles por qué te vas y a qué te enfrentarás.]

[Fue idea nuestra], dijo Shoran, inclinándose para coger su pesada mochila y colgársela del hombro. [Y no puedes negarnos el derecho a tomar parte en esta cacería sin correr el riesgo de traicionar tu deuda. Si vas solo y fracasas, perderás tu honor.]

El siseo del sistema de inyección y el chasquido de los compresores que cobraban vida de repente detrás de Chewbacca le indicó que Jowdrrl había decidido continuar la secuencia de comprobación previa al despegue del
Halcón
sin su ayuda.

[Nunca he querido que ningún miembro de mi familia tuviera que volver a luchar], dijo Chewbacca. [El honor me obliga a partir. Si debo hacerlo, daré mi vida por mis amigos. Pero no daré vuestras vidas por ellos.]

[Mi vida no te pertenece y no puedes ofrecérsela a nadie], dijo Dryanta.

[Mi vida es mía y sólo mía..., y te la entrego a ti, primo, y a tu amigo.]

[No puedes negarnos lo que te pedimos sin avergonzarnos, primo], añadió Shoran. [Y sin avergonzar a Jowdrrl.]

[Entonces venid conmigo y subid a bordo], dijo Chewbacca, fulminando a su esposa con una mirada llena de irritación. Dryanta y Shoran se apresuraron a ir hacia la nave, dejando a Chewbacca a solas con su Malla. [Tu astucia puede costarle la vida a nuestra familia.]

[O salvar la tuya], dijo Malla. [He elegido, y no me arrepiento de mi decisión.]

Chewbacca la envolvió en un firme abrazo, y cada wookie hundió el rostro en el peludo hombro del otro y expresó su apasionado afecto con un ronco gruñido. Después el estridente silbido de las toberas de impulsión llamó a Chewbacca hacia la nave, diciéndole que ya estaba preparada para despegar.

Pero una nueva voz le hizo retroceder.

[Padre...]

Chewbacca se volvió y vio a Lumpawarump inmóvil bajo el arco de madera de la entrada a la plataforma de descenso. El joven iba armado con su arco de energía, y se había traído la bolsa arbórea recién camuflada que había llevado consigo en su abortado viaje de ascendencia.

[Terminaremos tus pruebas cuando vuelva], dijo Chewbacca.

Lumpawarump se le fue aproximando con paso vacilante.

[Llévame contigo. Ya has roto la tradición una vez. Te pido que vuelvas a hacerlo.]

Malla aulló una protesta, pero Chewbacca la hizo callar con un gesto de advertencia mientras atravesaba la plataforma para reunirse con su hijo.

[¿Por qué?], le preguntó. [¿Por qué me pides esto?]

[Hasta que vuelvas no seré ni un niño ni un adulto, y no habrá lugar para mí ni en el anillo del jardín de infancia ni en el anillo del consejo], dijo Lumpawarump.

[¿Temes que no vaya a volver?]

[Sí.]

[Y si me acompañas, ¿no temes no volver?]

[El fracaso me asusta más que la muerte], dijo Lumpawarump. [El hijo de Chewbacca no puede ser un cobarde, porque todos esperan mucho de él.]

[Ya no tienes por qué seguir viviendo bajo la sombra de ese temor. Al ofrecerte has demostrado cuál es tu verdadero temple.]

[No es eso lo que verán. Dirán que sólo eran palabras, que yo sabía que no querrías llevarme contigo, que sabía que Malla lo prohibiría...], replicó Lumpawarump. [Verán que ni siquiera tú tenías fe en mí..., que Jowdrrl y Shoran y Dryanta valían lo suficiente para ir contigo, pero yo no.]

Chewbacca meneó la cabeza.

[No es una cuestión de fe. Ya tengo una tripulación completa. ¿Qué capacidades aportas a esta cacería?]

[Todo aquello de ti que hay en mí, y todo lo que puedes enseñarme], dijo Lumpawarump. [Padre, por favor... He aceptado tus largas ausencias y los deberes que te mantienen alejado de nosotros. Pero debo tener una oportunidad de demostrarte lo que valgo. Quiero mi faltriquera y mi nuevo nombre. Dame una ocasión de ganármelos junto a ti y de saber que estás orgulloso de mí.]

Chewbacca lanzó una mirada de soslayo a Mallatobuck, que estaba observándoles con visible nerviosismo pero se mantenía a distancia. El
Halcón
estaba haciendo tanto ruido que su esposa apenas habría podido oír nada de cuanto acababan de decir.

[Sube a la nave], dijo por fin, agarrando a Lumpawarump por el brazo y enviando al joven wookie hacia el
Halcón
con un potente empujón.

Malla emitió un agudo gemido de protesta, pero Chewbacca avanzó rápidamente para impedirle que pudiera llegar hasta su hijo.

[No puedes llevártelo... No está preparado], insistió Malla.

[Si permito que le digas eso o si soy yo quien se lo dice, entonces esas palabras le destruirán], replicó Chewbacca. [Ésa es la razón por la que debo llevármelo conmigo. Y ahora, retrocede y deja que vea el ardiente orgullo de una madre, y no su miedo.]

Malla, con los ojos llenos de tristeza pero finalmente resignados, le golpeó suavemente la cara con su peluda mano y Chewbacca le devolvió el beso con la misma ternura y afecto. Después giró sobre sus talones y subió corriendo por la rampa de abordaje mientras Malla retrocedía para desaparecer entre la creciente multitud atraída a la plataforma por el sonido de los motores del
Halcón
.

Unos instantes después, la nave despegó y giró en el aire para alzarse hacia el cielo.

PRIMER INTERLUDIO
Vagabundo

El Vagabundo de Telkjon por fin había dejado de gemir y vibrar alrededor de sus prisioneros. El navío estelar volvía a surcar el hiperespacio, y todo había vuelto a quedar en silencio.

—¡Ésa es mi chica! —exclamó Lando, dando unas palmaditas sobre la pared del compartimento en el que estaba flotando junto con los demás—. Se necesita mucho más que una vieja fragata de escolta oxidada para pillarte, ¿eh?

—Pero esto es terrible, amo Lando, sencillamente terrible —dijo Cetrespeó, con su brazo averiado temblando espasmódicamente a causa de sus violentas gesticulaciones—. Esa nave podría habernos rescatado, y ahora hemos huido de ella. Incluso es posible que la hayamos destruido.

—Espero que lo hayamos hecho —dijo Lando—. Cualquier rescate ofrecido por un señor de la guerra imperial del Núcleo es un rescate que no te conviene, y cuando digo eso te aseguro que puedes creerme porque sé muy bien de qué estoy hablando. Probablemente todavía estarán ofreciendo una recompensa por mi cabeza, y puede que también ofrezcan alguna recompensa por vosotros. La diferencia entre ser un héroe de guerra y ser un criminal de guerra es muy pequeña, y depende básicamente de cuál sea tu punto de vista. Lo más probable es que hubiéramos pasado de un comprador a otro hasta acabar en manos de quien estuviera dispuesto a pagar más dinero para disfrutar del placer de matarnos.

—Comprendo lo que quiere decir, señor.

Erredós emitió un lacónico comentario.

—Estoy seguro de que tus pretensiones lingüísticas no le interesan en lo más mínimo, Erredós —dijo Cetrespeó en un tono que no podía ser más altivo—. Y a mí tampoco me interesan, ¿comprendes? —Cuando volvió a hablar, el tono del androide cambió de repente para adquirir una melodramática melancolía—. ¿Acaso he de elegir entre el asesinato, la desactivación y el ser reducido a átomos mediante la desintegración? Ah, me da igual. La nada, el cese final de la consciencia...

Un instante después el abatimiento desapareció de repente de la voz de Cetrespeó para ser sustituido por la irritación.

—Aunque eso no significa absolutamente nada para un montón de circuitos montados al azar, claro —añadió, dejando caer un puño dorado sobre la cúpula de Erredós—. Si quieres hacer algo útil, podrías tratar de reparar esos sensores que el amo Lando instaló en el casco. Nunca conseguiré entender por qué permitiste que fueran dañados precisamente cuando más los necesitábamos.

Ni siquiera Lando requirió una traducción para entender la estridente réplica de Erredós.

—Oh, no hay ninguna necesidad de ponerse grosero —resopló Cetrespeó.

—Si continuáis desperdiciando vuestra energía en esas discusiones, os encontraréis haciendo turismo por la nada mucho antes de lo que habíais previsto —dijo Lando, flotando por el aire hasta interponerse entre ellos—. ¿Qué me dices de nuestra lapa, Erredós? ¿Hay alguna esperanza de repararla?

—Yo puedo responder a esa pregunta —dijo Lobot, quien de repente había decidido enfrascarse en la labor de recoger las partes de su traje de contacto y volver a ponérselo—. Un instante antes de que dejara de transmitir, los sensores midieron una densidad iónica monopolar de más de veinte mil unidades rahm. Podemos tener una certeza casi total de que la lapa ha sufrido daños irreparables.

—¿Veinte mil? Vaya, pues entonces se ha portado mejor de lo que me imaginaba... Habría apostado a que no aguantaría más de doce mil —dijo Lando—. Bueno, da igual.

—El componente primario de todos los sensores espectrales es la cinta dieléctrica favervil —dijo Lobot—. La cinta dieléctrica empieza a perder su cohesión bajo un bombardeo iónico a una densidad de quince mil rahms.

—No me digas —murmuró Lando.

—¿Y por qué los escudos del Vagabundo no detuvieron la andanada iónica, amo Lando? —preguntó Cetrespeó.

—Una pregunta muy interesante —dijo Lando—. La respuesta quizá sea que no hay escudos..., o por lo menos que no hay escudos de rayos.

—¿No hay escudos? —repitió Cetrespeó—. Pero eso... ¿Eso no es muy inusual..., y peligroso?

—Es inusual... —empezó a decir Lando.

Lobot le interrumpió con otra respuesta enciclopédica.

—Desde la aparición de la licencia para naves espaciales regulada por el Departamento de Registro, los navíos no combatientes han estado obligados a contar con generadores de escudos de rayos que tuvieran una potencia mínima del grado dos, para así poder proteger a la tripulación y el pasaje de la radiación cósmica y las llamaradas solares. Según los últimos datos disponibles, más del noventa y seis por ciento de los distintos tipos de naves alienígenas inscritas en el Catálogo del Registro cuentan con alguna variedad de escudo de rayos o de partículas.

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