Fuckowski - Memorias de un ingeniero (18 page)

Mis autores favoritos siempre fueron almas valientes y transgresoras que agarraron las riendas de sus propios destinos, espíritus libres que volaron por encima de las alambradas que cercan nuestras vidas, mentes comprometidas que allanaron el camino del progreso, hombres generosos que nos permitieron acompañarles en sus viajes. Mediante a veces placenteras y a veces dolorosas catarsis sus párrafos causaron en mí auténticos estragos. Se colaron entre mis entrañas y me arrancaron amargas espinas, me hicieron darme cuenta de muchos de mis errores, despertaron a mis más temidos demonios y me obligaron a enfrentarlos, me mostraron infinidad de cosas bellas y valiosas y me brindaron el coraje necesario para derribar esos muros que el miedo y la ignorancia edifican en la mente. En definitiva, me hicieron más libre.

Ante estas grandes almas uno no puede más que sentir profunda admiración e infinita gratitud. Llevado por sus páginas uno consigue volar sobre el laberinto de la mediocridad cotidiana y adquirir perspectiva. Y en el mismo instante en que se cobra consciencia del verdadero potencial humano, se adquiere un compromiso ético: uno, en la medida de sus posibilidades, quiere emular a sus maestros (¿no es la imitación el mayor de los elogios?) y continuar con la tarea. En mi opinión, todo ser humano que se precie de serlo habría de hacer cuanto estuviera en su mano por hacer arte de su propia vida. La creatividad es el ejercicio de la libertad, y la libertad (convenientemente limitada por la justicia) es la más noble causa.

Aquella tarde de Septiembre, al salir del aeropuerto, instintivamente miré al cielo y respiré hondo. Experimenté una agradable sensación de vacío: me estaba enfrentando a mi primera página en blanco. Paré un taxi y, sin darme cuenta, comencé a escribir.

Alfredo de Hoces García-Galán

Dublín, Mayo de 2007