Read La maravillosa historia de Peter Schlemihl Online

Authors: Adelbert von Chamisso

Tags: #Cuento, Fantástico, Aventuras

La maravillosa historia de Peter Schlemihl (9 page)

BOOK: La maravillosa historia de Peter Schlemihl
4.16Mb size Format: txt, pdf, ePub
ads

«Desde entonces
—nos dice—
, he intentado describir con una laboriosidad callada, rigurosa e incansable lo que se presentaba como modelo claro y acabado ante los ojos de mi espíritu, y mi satisfacción ha dependido de la coincidencia de lo descripto con el modelo.»

Aquí, la improvisación fantástica de la imaginación creadora se convierte en confesión. ¿Y acaso esto ocurre solamente aquí?

Chamisso ha hecho que resultara fácil para sus contemporáneos y para la posteridad comprobar que con el personaje de
Schlemihl
se alude a sí mismo; se ha complacido en lanzar repetidas indirectas sobre la identidad del poeta y su héroe novelesco. ¿Por qué el fiel criado de
Schlemihl
tiene que llamarse «Bendel»? El nombre reaparece en un poema en el que, humorísticamente, se cuenta cómo Chamisso, siendo un joven teniente, se olvida de que le toca estar de servicio a causa de Hornero:

Stiefletten, Bendel, schnell! ich seh'erschroken

dass sich bereits der Obrist eingefunden.
[4]

El mismo tuvo, por consiguiente, un servidor con ese nombre. ¿Y por qué en la carta a Hitzig, donde explica de un modo fantástico cómo el viajero sin sombra le ha hecho llegar personalmente el manuscrito de sus memorias, describe minuciosamente, hasta el detalle de la levita ajustada, su propia persona? Casi más alusiva aún es su negativa. Así, en el poema introductorio
A mi viejo amigo Peter Schlemihl
, asegura que…

Den Schatten hab'ich, der mir angeboren,

ich habe meinen Schatten nie verloren.
[5]

Para quejarse acto seguido:

Mich traf, obgleich unschuldig wie das Kind,

der Hohn, den sie für deine Blöse hatten.
[6]

Esto parece ser literalmente cierto, pues Hitzig informa a Fouqué que más de un joven berlinés con quien Chamisso había bromeado en la calle, acabó gritándole: «¡Espera,
Peter Schlemihl
!», y no es presumible que esta popularidad de su máscara haya disgustado al poeta. Los creadores literarios que se dan a sí mismos, quieren en el fondo que se les reconozca; porque para ellos no se trata de la gloria de su obra, sino mucho más de la gloria de su vida y de su pasión.

¿Cuál sería, pues, la experiencia y el sufrimiento que nuestro poeta tenía en común con su héroe? ¿En qué consiste su solidaridad íntima con el pobre
Peter Schlemihl
? ¿Hasta qué punto es esta pequeña obra una confesión, y qué significa la falta de sombra? Es una cuestión que ha suscitado muchas elucubraciones desde la aparición del libro; se han dedicado tratados al tema y se ha dado una respuesta excesivamente terminante al afirmar que el hombre sin sombra era el hombre sin patria. Esta afirmación excesivamente escueta, como mínimo, elude la «significación profunda» de un motivo que, de entrada, no fue más que una ocurrencia grotesca. El
Schlemihl
no es una alegoría, y Chamisso no era hombre que hiciese de algo ingenioso, de una idea, el elemento primario de su producción.

«Sólo la vida —era su máxima— puede volver a captar la vida.»

No obstante, por eso no hubiera podido, sin experiencia viva, elaborar un tema divertido y fantástico hasta convertirlo en un relato tan lleno de vida que es realmente una novela. La necesidad de diversión o la bondadosa deferencia para con unos niños no le habrían bastado para escribir la historia, de no haberse sentido capaz de darle el aliento de la creación poética basándose en su propia situación personal. Una vez más, ¿qué era lo personal y propio? Para la edición francesa del
Schlemihl
, Chamisso escribió un delicioso prólogo, hacia el final del cual explica que su narración ha caído en manos de gentes reflexivas:

«… qui, accoutumés à ne lire que pour leur instruction, se sont inquietés de savoir ce que c'était que l'ombre.»
[7]

Y cita luego, la definición de la sombra que da un sabio libraco.

«De l'ombre.

»Un corps opaque ne peut jamáis être éclairé qu'en partie par un corps limineux, et l'espace privé de lumiére qui est situé du côté de la partie non éclairée, est ce qu'on appelle ombre. Ainsi l'ombre proprement dite, représente un solide dont la forme dépend á la fois de celle du corps lumineux, de celle du corps opaque, et de la position de celui-ci, á l'égard du corps lumineux. L'ombre considéré sur un plan situé derriére le corps opaque qui la produit n'est autre chose que la section de ce plan dans le solide qui représente l'ombre.» (Hauy,
Traite élémentaire de physique,
t. II,
§§
1002 et 1006
.

«C'est done de ce solide
—dice Chamisso—,
dont il est question dans
La merveilleuse histoire de Pierre Schlemihl.
La sciencie de la finance nous instruit assez de l'importance de l'argent, celle de l'ombre est moins généralement reconnue. Mon imprudent ami a convoité l'argent dont il connaissait le prix et n'a pas songé au solide. La leçon qu'i a chèrement payé, il veut qu'elle nous profite et son expérience nous crie: songez au solide.»
[8]

«Songez au solide!», he aquí pues la irónica moraleja de este libro, cuyo autor sabía con toda precisión lo que significa carecer de solidez, de estabilidad humana, de equilibrio burgués.

«Así, me hallaba
—nos dice en el esbozo autobiográfico que de él poseemos—
en los años en que un muchacho se hace hombre, solo, sin la menor educación; jamás había asistido en serio a una escuela. Hacía versos… Divagaba dentro de mí mismo, sin oficio ni beneficio, agobiado, partido por la mitad, pasaba en Berlín la época sombría.»

Conoció los tormentos de la problemática existencial juvenil, que, sin una carrera y sin un futuro, no acierta a justificarse y, sintiéndose triste e inseguro, ve por doquier la burla y el desprecio, especialmente por parte de los sólidos, de los gordos «que proyectan una buena sombra».

Tal vez tuviera opiniones más curiosas sobre la flotante irrealidad y la falta de solidez de su existencia. Francés de nacimiento, se había afincado en Alemania pero quizá, de haberlo querido el azar, hubiera podido afincarse en cualquier otro sitio. En alguna parte de sus escritos, declara taxativamente que encontró en sí mismo el don de «sentirse inmediatamente como en casa en cualquier lado», y esta habilidad seguramente iría unida a la extraordinaria capacidad que demostró para el dominio de todas las lenguas, desde la alemana hasta la hawaiana. ¿Qué era, quién era en realidad? ¿Un nada y un todo? ¿Una persona no personal, indefinible, adaptada a todos los lugares e imposible en todos ellos? Tal vez algunos días no se habría sorprendido de no tener sombra, tanta era su indefinición y su irrealidad.

En el
Peter Schlemihl
, la sombra se ha convertido en el símbolo de la solidez burguesa y de los vínculos humanos. Se cita unida al dinero, como algo que uno debe venerar si quiere vivir entre los hombres, y de lo que uno sólo quiere deshacerse cuando está resuelto a vivir en sí mismo y para lo mejor de sí mismo. A los burgueses, como se diría hoy, a los filisteos, como decía el romántico, puede aplicárseles la consigna: «Songez au solide!» Pero la ironía supone casi siempre convertir una insuficiencia en una superioridad, y todo el librito, que no es otra cosa que una descripción, profundamente vivida, de las cuitas de un marginado, de un excluido, demuestra que el joven Chamisso supo valorar dolorosamente el valor de una sombra saludable.

¡Y al fin y al cabo se le concedió! En el bonito poema en que el amigo Hitzig comunica a Fouqué, el tercero del grupo, el compromiso matrimonial de Chamisso, se expone que
Schlemihl
ya no echa de menos su sombra, que la posee por partida triple: en primer lugar, la sombra del águila prusiana que extiende sobre él sus alas protectoras; en segundo lugar, la sombra de los árboles del jardín botánico, al frente del cual se halla como un acaudalado príncipe de las flores; y finalmente la tercera, la más hermosa, la que le prometió no apartarse nunca de su lado, «Antoine… deja que te lo diga siempre». Y el propio Chamisso envió a Fouqué estos versos, con un retrato de su novia:

Den Schlemihl genannt sie hatten,

Reich in seiner Schatten Zier,

Gonnetjetzt von seinem Schatten

Strafend einen Schatten dir.
[9]

Es la vieja y bella historia.
Werther
se suicidó, pero Goethe siguió viviendo.
Schlemihl
vaga sin sombra, como un naturalista «que sólo vive para sí mismo», grotesco y orgulloso, recorriendo con sus botas montes y valles, en tanto que Chamisso se apresura a desprenderse de aquel problemático estado de crisálida, se convierte en sedentario, padre de familia, académico, y es admirado como maestro.

Sólo a los eternos bohemios les parece aburrida esta vida. Uno sucumbe manteniendo su propia peculiaridad interesante o se hace un maestro…

Pero
Peter Schlemihl
cuenta entre las más encantadoras obras de juventud de la literatura alemana.

Thomas Mann

Prólogo: A mi viejo amigo Peter Schlemihl

Después de muchos años,

tengo de pronto en mi mano

algo escrito por ti,

y maravillosamente

se me rememora el tiempo en que fuimos amigos

desde el momento mismo en que empezamos a ir al colegio.

Soy un hombre de cabellos grises

y no tengo vergüenza falsa;

te llamaré delante de todos, como en otros tiempos, mi amigo.

¡Pobre amigo mío!

El Malvado no se ha ensañado tanto conmigo

como contigo.

Me he esforzado y he esperado,

las noches en blanco,

y al final

he conseguido poco.

Pero jamás podrá gloriarse el Tenebroso

de haberme tenido sujeto por la sombra.

Tengo la sombra con que nací.

Jamás la he perdido.

Pero a pesar de ser inocente como un niño,

también llegó a mí el escarnio

que tú padeciste por tu desnudez.

¿Es que somos tan parecidos?

¿Dónde está tu sombra, Schlemihl?,

gritaban detrás de mí.

Yo se la mostraba,

y ellos se hacían los ciegos,

y no se cansaban de reír.

¿Qué le voy a hacer,

sino llevarlo con paciencia?

Quisiera saber lo que es una sombra.

¡Cuántas veces me lo he preguntado!

¿Es tan enormemente inapreciable,

…?

Esto es lo que sé

después de haber pasado diecinueve mil días sobre mí

acumulando sabiduría:

los que hemos concedido un
ser
a la sombra,

vemos ahora a la
sombra
disfrazarse de ser.

Démonos la mano por encima de todo,

Schlemihl.

Sigamos avanzando

y dejemos las cosas como están,

por nada del Mundo

nos preocupemos por tenerlas bien sujetas.

Nos deslizamos ya cerca del fin.

Que rían y cambien unos y otros;

nosotros,

después de la tempestad,

dormiremos tranquilos un sano sueño en el puerto.

Berlín, Agosto de 1834

Cartas entre von Chamisso, Fouqué, y Hitzig
A Julius Eduard Hitzig, de Adelbert von Chamisso

Tú, que no te olvidas de nada, te acordarás de un cierto
Peter Schlemihl
, que hace tiempo viste algunas veces en mi casa, un muchacho zanquilargo que se le tenía por torpe, porque era zurdo, y que parecía perezoso por su desidia. Yo le tenía cariño… No puedes haber olvidado, Eduard, cómo en nuestros buenos tiempos una vez se escapó de nuestros sonetos; yo le llevé a uno de nuestros tés poéticos, y él se durmió mientras escribíamos, sin esperar a la lectura. Y ahora me acuerdo también de un chiste que hiciste a su costa. Le viste una vez —Dios sabe cuándo y dónde— con una vieja kurtka
[10]
, que por entonces siempre llevaba encima, y dijiste: «Este muchacho podría considerarse feliz si su alma fuera la mitad de inmortal que su kurtka.» ¡Lo estimabais tan poco! Yo le tenía cariño… Pues de este
Schlemihl
, que hace muchos años perdí de vista, procede precisamente el cuaderno que te doy a leer. Y te lo doy a ti solo, Eduard, mi amigo más íntimo y cercano, mi mejor otro yo con el que no quiero guardar ningún secreto, solamente a ti; y por supuesto, a nuestro Fouqué, arraigado en mi alma lo mismo que tú. Pero a él se lo doy solamente como amigo, no como poeta. Comprenderéis que me sería muy molesto que algo así como la confesión que un hombre honrado ha depositado en confianza en mi corazón, fiado en mi amistad y lealtad, fuera puesta en la picota, publicada como obra literaria, o solamente que sucediera algo desagradable, así como alguna broma pesada a costa de una cosa que no es broma ni debe serlo. Naturalmente tengo que reconocer que es una lástima de historia convertida en una tontería por la pluma de un pobre hombre y que posiblemente podría revelar toda su fuerza cómica a través de otra mano más hábil (¡qué no hubiera hecho de ella
Jean Paul!
[11]
). Además, querido amigo, quizás se nombran en ella personas que todavía viven, y eso también hay que tenerlo en cuenta.

Todavía unas palabras de cómo han llegado a mí estas páginas. Me las dio ayer temprano, al despertar por la mañana, un hombre extraño, con larga barba gris y una kurtka negra gastadísima. Llevaba colgada una caja de botánico y, como estaba el tiempo húmedo y lluvioso, chanclos encima de las botas. Preguntó por mí y me dejó esto. Afirmó que venía de Berlín.

Adelbert von Chamisso

Kunersdorf, 27 de Septiembre de 1813

Postdata: Te adjunto un dibujo que el artista
Leopold
[12]
—que en ese momento estaba en la ventana— hizo de su chocante aspecto. Cuando notó el gran interés que tenia por el boceto, me lo regaló gustoso.

BOOK: La maravillosa historia de Peter Schlemihl
4.16Mb size Format: txt, pdf, ePub
ads

Other books

Leave It to Chance by Sherri Sand
Hunter's Bounty (Veller) by Spoor, Garry
Never Sleep With a Suspect on Gabriola Island by Sandy Frances Duncan, George Szanto
Tener y no tener by Ernest Hemingway
Snuff by Terry Pratchett
Whistler in the Dark by Kathleen Ernst
Decorum by Kaaren Christopherson